Las inversiones son de gran importancia para el futuro de personas y empresas, ya que por medio de estas es posible generar y multiplicar sus fondos.
La inversión financiera consiste en la inyección de capital en un instrumento. Tiene la finalidad de obtener un retorno a lo largo de un periodo de tiempo. Este puede ser desde meses hasta años, de acuerdo a los análisis y proyecciones estudiados.
Estás inversiones conllevan riesgos, y por esto, antes de invertir, se recomienda recibir asesorías de un profesional.
Las oportunidades de inversión en el mercado financiero son muy amplias. Incluyen instrumentos como acciones bursátiles, criptomonedas, deudas en renta fija, hasta las mas comunes, como la inversión en vivienda o bienes raíces y fondos de inversión.
Las inversiones financieras a corto plazo son aquellas donde se pueden ver los rendimientos en una cuenta en un periodo corto, generalmente de seis meses a un año. Este tipo de inversión se aplica si se desea recuperar el capital de forma rápida y posiblemente utilizarlo en inversiones futuras.
La rapidez con que se pueden generar ganancias a partir de este tipo de inversión es una de sus principales ventajas. Por eso, es recomendable contar con ellas en nuestro portafolio.
Este tipo de inversión se basa en las fluctuaciones de precios en el mercado, por lo que se busca invertir en activos de alta volatilidad como las criptomonedas.
Un instrumento de patrimonio se define como un negocio jurídico. Aquí se hace constancia de una participación residual en los activos que una empresa emite después de haber deducido sus pasivos.
Las inversiones financieras en instrumentos de patrimonio abarcan la adquisición de una acción, tipos de derechos o bono por suscripción en una empresa.
Cuando se habla de corto plazo, de acuerdo al concepto explicado en la sección anterior, se busca obtener una rentabilidad del bien al venderla o comercializarla. En este caso, en un tiempo no mayor a un año, y quien lo adquiere normalmente espera a que el bien aumente su valor en un periodo corto.
Podemos definir este concepto como “la adquisición de un bien perteneciente a un individuo, con el objetivo de obtener un crecimiento y retorno de la inversión".
Los movimientos al deber se refieren a aquellas transacciones de una cuenta que representan un cargo monetario o gasto. En el "Debe" se deben registrar todas las operaciones de ingreso o un aumento del saldo de una empresa. Además, todos los movimientos que impliquen ingresos y débitos deben de contabilizarse en el debe.
Los movimientos al haber se refieren a aquellas transacciones en una cuenta que representan o reflejan un abono. En el "Haber" se registran aquellas transacciones que implican una salida o una disminución. Además, se contabilizan todos los gastos y créditos.
Las inversiones financieras en instrumentos patrimoniales son consideradas en contabilidad "Activos financieros a coste". Uno de los aspectos a contabilizar en este tipo de inversión es su valoración inicial el coste. Esta equivale al valor de la contraprestación entregada más los costes de transacción.
Posteriormente, estos instrumentos se continuarán valorando por su coste. Le restarán el importe acumulado de las correcciones valorativas en caso de deterioro.
El importe de la corrección valorativas es otro aspecto a contabilizar. Este se establece como la diferencia entre su valor en libros y el importe recuperable (el mayor entre su valor razonable menos los precios de venta y el valor actual de los flujos de efectivo futuros provenientes de la inversión).
Como sustituto del valor actual de los flujos de efectivo futuros se utiliza el valor de cotización del activo, en caso de que exista. En caso tratarse de inversiones no admitidas a cotización, el patrimonio de la entidad participada será corregido por las plusvalías existentes en la fecha de la valoración.
Las correcciones valorativas en caso de deterioro y su reversión se registran como un gasto en la cuenta de pérdidas y ganancias.
Las inversiones en instrumentos de patrimonio son considerados como pasivos financieros. Surgen de una relación contractual y requieren el pago de dinero a otras empresas y entidades.
Los pasivos financieros incluyen un intercambio contractual con otra empresa en condiciones desfavorables; así como deudas con contratistas por contrato de préstamos, pagarés aceptados, fianzas, garantías emitidas, deudas con proveedores y contratistas debido a contratos de préstamo y crédito, incluidos los créditos por pagarés emitidos y aceptados, las fianzas pendientes, las garantías emitidas, y deudas por arrendamiento hechos por contratos financieros. .